miércoles, 14 de enero de 2009

Vodka


Sabía que si apretaba con más fuerza el vaso, se rompería y no sólo su mano se convertiría en una fuente de sangre; sino acabaría con el espejo que proyectaba el cristal y perdería la posición privilegiada de verlos, aún estando de espaldas. Pero era tanto el dolor, era tan intensa la angustia que el alcohol sabía a nada y ni siquiera tragándolo podría evadir, mantener a pie firme su plan, contenerlo todo. Al otro lado veía risas. Su boca más roja que nunca. Besos en la mejilla. Un hombre leyendo el diario. Otro con la mirada perdida en el recorrido circular del ventilador. Mariah Carey en el Wurlitzer. Una camarera distraída. Ella más bella cuando inalcanzable. Ella y su perfume de jazmín azotándole el olfato. Íntima y lejana. Era demasiado. Apretaba la mano más fuerte. El vodka se entibiaba. ¿Por qué? No parecía justo después de haberle entregado todo. Incluso sus propias heridas. A ella no le importaba y el dolor era tal que los músculos languidecían. No podría romper el vaso ni lanzarlo porque le ardía tanto que su voluntad estaba agonizando. Ellos se iban del brazo y cerraban la puerta como anticipando lo que venía. Y al otro lado, el vaso intacto. El vodka desvanecido. La camarera pidiéndole pagar la cuenta porque el bar cerraba. La otra limpiaba las mesas de acrílico verde. El weurlitzer desenchufado. Los sueños también.

3 comentarios:

Tristancio dijo...

...más bien hecho mierda, no?, los sueños digo. Qué bien reflejadito queda ese dolor del saberse engañado, ese sinsentido, ese vacío nauseabundo, en fin, el puto despecho del abandono.

(Intento un tiempo para el reencuentro con tus textos, Manu... es más, lo extraño).

Abrazo.-

tierragramas dijo...

muy de acuerdo con tristancio. Muy bien retratadas las sensaciones de engaño. Es difícil explicar en tornado interior, y tratar de ubicar el vórtice igual es difícil.

Buen relato

Saludos!

Sonita dijo...

la desilusion siempre duele..
hermoso texto, como tu solo sabes hacerlos.
un dulce saludo Manu.