domingo, 31 de agosto de 2008

Fabiana


- No juegues con Álex - suplicó Fabiana, entre lágrimas. -Te lo pido, es lo único que tengo y aunque de verdad no lo tenga, es como si fuese parte de mí....

Rafael volvió a sonreír con los labios más tensos aún. Con la mano izquierda cogió su cabellera roja. Le gustaba que se peinara como Tori Amos, le parecía original. Luego repasó su mejilla con el anverso de la mano -Descuida, no es lo que busco.

-Espero que no me mientas, porque si lo haces... si lo haces, soy capaz de abrir la boca y terminar con este secreto que me ha hecho más daño a mí que a nadie, tú no sabes lo que he tenido que pasar por esto- Rompió en llanto, pero sin lágrimas. Sólo susurró algo que Rafael no pudo escuchar...

Entonces, conmovido por la desesperación de Fabiana, cogió de su bolsillo el teléfono móvil. Marcó el número de Álex y le dijo escuetamente: no quiero verte más, no me busques porque no me encontrarás-

Al otro lado del teléfono, Álex ni siquiera alcanzó a saludar a Rafael. Tampoco pudo verbalizar su sorpresa. No entendía nada pero una parte de él lo intuía todo. Sabía que nuevamente Fabiana había logrado retenerlo, apartarlo de sus búsquedas. Para ella, el hombre que amaba no tenía derecho alguno a buscarse la vida.

Mientras Álex ordenaba sus ideas al otro lado de la ciudad un tibio abrazo lo destrozaba todo.

2 comentarios:

Tristancio dijo...

A veces, el secreto es saber renunciar, dejar ir, dejar ser. Después, que cada cual se rehaga como pueda, pero a partir de cada cual, no del otro. El sentido de posesión del ser humano es lo que tantas veces no nos deja ser felices.

Abrazo.-

(El nombre del título no deja de llamarme la atención).

Claudia dijo...

buen texto, me agrado mucho. Saludos!!!